A los seres humanos siempre les ha gustado observar el cielo estrellado. Las antiguas civilizaciones creían en la importancia del universo, del Sol, de la Luna y de otros astros. Muchas culturas acudían a estos elementos celestiales para poder predecir los acontecimientos y conocer el sino de las personas. De ahí que surgiera la astrología. Sus orígenes se remontan a la creación de los primeros sistemas de calendarios, que predecían el inicio y final de las estaciones e interpretaban los ciclos celestiales como mensajes divinos.
En la antigüedad, los mayas, los chinos y los indios tenían la creencia de que los acontecimientos terrestres se podían predecir con una profunda observación del cielo. Miles de años después, en Occidente aún se sigue creyendo en la astrología. El uso más común es el horóscopo, que intenta adivinar, no sólo el destino de los acontecimientos o las personas, sino también los rasgos característicos de su personalidad basándose en la posición del Sol, la Luna y otros astros en el momento y lugar preciso de su nacimiento.
El origen de la astrología estuvo asociado a la astronomía y era aceptada en contextos políticos y académicos. No fue hasta el siglo XVII que, con los nuevos descubrimientos en el campo de la física y la astronomía, se empezaron a poner en duda las creencias de la astrología. Y, con el paso de los años, la fe en ella fue decayendo. No obstante, la sociedad de nuevo vuelve a las antiguas creencias que intentan dar explicación a cosas que la ciencia todavía no puede esclarecer.
Hoy en día, la gente sigue leyendo su horóscopo para saber cómo le irá en el trabajo, en la salud, en la suerte o en el amor. En ocasiones, las personas se rigen por lo que dicta su carta astral para emprender un viaje, un negocio o alguna decisión médica. Todo esto lo puede predecir un profesional de la astrología con una buena lectura de la carta astral de cada individuo, tanto de nacimiento como de determinados momentos de su vida.
La carta astral es la representación circular mediante la cual se pueden entender las energías y ritmos del universo y saber qué influencia pueden ejercer en cada persona. Este gráfico muestra el cielo del lugar y la hora en la que nació el individuo concreto. El día en el que nacemos, los planetas están alineados en una determinada posición, con una relación entre ellos que recibe el nombre de “aspecto” y en un preciso sector denominado “casa”. Existen doce casas y cada una tiene un número, pero nada tienen que ver con los signos zodiacales.
Los signos del Zodiaco también aparecen en la carta astral. Cada 30 grados de la gráfica corresponde a un signo diferente. En total también suman doce, y cada uno representa un arquetipo psicológico. Son Aries (individualismo), Tauro (posesión), Géminis (comunicación), Cáncer (conversación), Leo (poder), Virgo (trabajo), Libra (búsqueda del equilibrio), Escorpio (transmutación), Sagitario (principios), Capricornio (social), Acuario (mundo nuevo) y Piscis (anulación del yo).
La astrología no sólo se centra en la personalidad, sino que también engloba todo lo que sucede en nuestra vida: experiencias, cualidades, carácter, defectos, virtudes y talentos, entre otros. De esta manera, mediante la carta astral, tienes la posibilidad de comprender algunas características de tu personalidad, variaciones en tu carácter y los altibajos por los que puedes pasar. También, sabrás cuáles son tus puntos fuertes para poder explotarlos al máximo y cuáles son tus mayores debilidades a las que te cuesta hacer frente.
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Fuentes: Wikipedia y Monografías.com